El blog de Claudia

En esta época post-vacacional comienza un intenso bombardeo de (des)información sobre alimentación y dietas. Después del período estival, muchas personas intentan tomarse en serio eso de bajar unos kilos , y aprovechan esta vuelta a la rutina para poner en práctica dicho propósito. Hasta aquí todo bien. El siguiente paso es, digamos, informarse . Y precisamente en este punto empiezan a aparecer los primeros problemas, porque a todas horas y a través de diversos canales, comienzan a saturarnos con información sobre productos y regímenes dietéticos que prometen grandes resultados en muy poco tiempo ... y sin cambiar de hábitos.  Es momento para reflexionar y plantearse si eso tiene sentido. Pongamos un ejemplo :  María siempre ha tenido algo de sobrepeso, pero durante este último año se ha abandonado un poco: se ha alimentado mal y ha hecho muy poco ejercicio físico. Esto se ha traducido en una ganancia de peso de unos 8 kg desde que que empezó el año hasta ahora. Consciente

Un buen porcentaje de los que nos dedicamos profesionalmente a algo relacionado con la alimentación, nutrición y/o dietética acabamos abriendo un blog para divulgar, más o menos humildemente, nuestros conocimientos. Siempre llego a la conclusión de que ocurre por nuestra imperante necesidad de poner en conocimiento de tod@ vosotr@s ciertos conceptos básicos, y de revisar y actualizar toda la información que surge de manera frenética en este campo tan cambiante.  Creo que la mayoría de dietistas-nutricionistas nos encontramos con situaciones frustrantes en nuestro trabajo, al ser conscientes de lo necesario que es informar de una manera veraz a la población en materia de alimentación, sin hacerle líos y sin complicarle la vida. Disipar dudas, mitos, informaciones mal contrastadas y otras formas de desinformación con las que el ciudadano de a pie se encuentra cualquier día de su vida cobra cada vez mayor importancia: ¿La carne roja es mala? ¿Pero no era buena para subir el hierro? Y