8 Pasos para una alimentación sostenible

Desde hace unos años ha cobrado mucha importancia el concepto sostenibilidad, que se refiere a la satisfacción de las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas. ¿Pero qué importancia tiene esto, desde el punto de vista de la alimentación? Como cada vez somos más personas en el mundo consumiendo recursos naturales, practicando la ganadería y agricultura extensivas en las que la productividad es muy grande a costa de disminuir la diversidad genética en favor de otras especies más productivas, agotar recursos naturales o usar gran cantidad de combustibles fósiles, todo ello se traduce en una actividad humana de gran impacto ambiental... ¡y solo para alimentarnos! 

Por tanto, el término alimentación sostenible hace referencia a una nueva forma de alimentarnos, siendo cada vez consumidores más conscientes, eliminando la idea de consumidor como pieza final de un sistema en el que nuestras decisiones no tienen relevancia. ¡Nuestro poder como consumidores es muy grande! Por ello, nuestras decisiones a la hora de comprar y gestionar nuestra alimentación pueden hacerla más o menos sostenible. Aquí os presento 8 pasos a seguir para que nuestra alimentación sea poco a poco más sostenible:
  1. Aumenta el consumo de productos frescos de origen vegetal: frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos, intentando no abusar de alimentos de origen animal. No solo será más saludable, sino que también tiene un menor impacto ambiental.
  2. Cocina más: procura cocinar tú los alimentos, planificando la semana y dejando preparadas unas cuantas cosas (guisos de legumbres, patata cocida, pisto, purés..). Esto hará que no abusemos de precocinados, abaratando nuestra cesta de la compra y generando menos envases.
  3. Organiza la compra semanal, evitando hacerte con una cantidad excesiva de alimentos que se puedan estropear.
  4. Minimiza alimentos envasados y bolsas de plástico: evita comprar excesiva cantidad de alimentos envasados en plástico o enlatados, y procura llevar siempre contigo alguna bolsa de reutilizable (de tela o de plástico). 
  5. Decántate por productos de temporada, que suelen contener menos residuos de pesticidas y fertilizantes, además de tener todas sus propiedades y sabor al máximo. También tienes la opción de consumir alimentos ecológicos.
  6. Dale importancia al Comercio Justo: sobre todo en lo que se refiere a café, té, azúcar, cacao y algunas frutas exóticas como piña y plátano. ¿Por qué? Porque para la producción de artículos de comercio justo se establecen relaciones comerciales de equidad entre productores, distribuidores y comercializadores, evitando la sobreexplotación de zonas productoras y permitiendo que los pequeños agricultores puedan vivir dignamente. 
  7. Compra LOCAL. Sirve para generar más igualdad en el mercado agroalimentario actual, evitando que sean sólo las grandes superficies las que se enriquezcan en detrimento de los pequeños productores. Para ello, tenemos varias alteranativas:
    • Comprar el mercados cercanos, como el mercado de abastos de nuestra ciudad o pequeños mercadillos o tiendas de nuestro barrio o pueblo. La mayoría de los alimentos a la venta son de producción local.
    • Comprar directamente a los productores, sin intermediarios. Algunos ejemplos son:
      • Cestas a domicilio, algunas incluso ecológicas
      • Mercados locales de productores
      • Grupos de consumo agroecológico
...Y un bonus!

      8. Minimiza el desperdicio alimentario:
    • Organiza la nevera teniendo en cuenta las fechas de caducidad y´revisa periódicamente el estado en el que se encuentran ciertos alimentos. 
    • Congela la comida que no vayas a consumir inmediatamente: guisos de verduras, cremas y purés, carne o pescado, verduras frescas como judías verdes, coliflor, brócoli... e incluso tomate natural si luego elaboramos pisto o gazpacho.
    • Realiza cocina de aprovechamiento: utiliza fruta muy madura para hacer macedonias o batidos caseros, verdura estropeada para hacer gazpacho, purés y cremas, y sobras de carne o pescado para croquetas, albóndigas, lasaña... En una pizza casera también podemos aprovechar muchos alimentos diferentes. 
Siguiendo estos pasos podemos ir transformando nuestra forma de comprar y consumir para que nuestra alimentación sea progresivamente más sostenible. Estoy segura que en vuestra ciudad o pueblo hay muchos pequeños productores (agricultores, ganaderos o pequeñas industrias artesanas de alimentación) que están muy cerca de vosotros, ¡solo es cuestión de hacer una pequeña búsqueda en el entorno! Incluso podréis descubrir alguna empresa que os lleve cestas ecológicas a domicilio, directamente desde la huerta. 

Enlaces de interés, con información ampliada y webs muy interesantes de consumo sostenible:


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